martes, 21 de abril de 2009

1933-1939
(Nueva York, Guatemala)

Lloriqueos de niño en el rebozo
de la noche. Recortes de aldehuelas
sorprendidas al estallar retozo
de cohetes. Serrín de lentejuelas.

Una chispa de Dios quema el establo
que la luna recubre con las palmas
de sus rayos húmedos y hay vocablo
de astro en el regocijo de las almas.

El recién nacido mueve la noche
con las manos, estrellitas marinas
con diez dedos de luz y un Angel, broche
de cuna, remece aguas cristalinas.

La Virgen, hierba que se huele, busca
en su camisa el pecho doloroso
para dárselo al niño que apañusca
a la punta sus labios de goloso.

Florecido azahar luce el Patriarca
detrás de una faena de alegrías;
no osa tocar al niño, en su comarca
sus manos eran de carpinterías.

Vienen los Reyes Magos, rauda foca
estelar les guía. Como señales
un camello se postra, habla una roca
y los algodoneros dan zagales.

En un cesto de flores se adormila
la Sagrada Familia. Todo vaga
entre el buey y la mula, en una pila
de pienso con olor a verdolaga.

Juguete hecho de trozos de colores
y enjoyado de aromas de villancicos,
en fiesta de cohetillos tronadores
y de parloterías de pericos…

Olor a pino y hoja de naranja
Alinda el Gloria al Padre. Campanillas.
Nochebuena de América. La granja,
Los árboles, las nubes de rodillas.







Miguel Ángel Asturias

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