domingo, 10 de mayo de 2009

Es el caso de hablar

Es el caso de hablar

Madre, te bendigo porque supiste hacer de tú hijo
un hombre real y enteramente humano.
El triunfara en la vida, se marchara y es el caso
de hablar de su regreso. Cuando veas volver,
en un día de fiesta, un aviador que en la mano
luzca preciosas joyas y haga notorio paso
y ademán. –¿insolencia, dinero o buena suerte?–
No salgas a su encuentro, puede no ser tú hijo.

Madre, si mirando el camino se acongoja tú alma
y tras la tapia asoma entonces un caminante
que trae gran renombre, espada poderosa,
ceñida armadura, en la frente la palma
de la victoria y gesto de sigamos adelante,
por mucho que eso valga vale muy poca cosa
el poder de la espada, el oro y el renombre;
no salgas a su encuentro, puede no ser tú hijo.

Madre, si aspirando el aroma de una flor
en un día de otoño gris y meditabundo
oyes que alguien te llama y te dice ¡Señora,
allá por el camino viene un gran señor
del brazo de su amada, conoce todo el mundo,
en la pupila clara trae la mar que añora
y en su copa de mieles un sabor de aventura!;
no salgas a su encuentro, puede no ser tú hijo.

Madre, si en el invierno, después de haber cenado,
estás junto al brasero pensando con desgano,
oídos a la lluvia que cae sobre el techo,
y en eso, puerta y viento... Es alguien que ha entrado
descubierta la frente y herramienta en la mano,
levántate a su encuentro por que tienes derecho
de abrazar a tu hijo, de quien hiciste un hombre
que vuelve de la vida con el jornal ganado.

Miguel Ángel Asturias

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